La formación de una conciencia
histórica Luz Elena Galván Lafarga.
En el presente resumen se podrá visualizar los diferentes aportes que varios expertos
en el tema han dialogado referente a la conciencia histórica la manera en que
se está educando, los beneficios que tiene el estudio de la historia en la
sociedad. Además que exponen sobre los aspectos necesarios en la enseñanza de la
historia en un centro educativo y como este impactaría en el aprendizaje de los
alumnos. Cuando hablamos de la enseñanza de la historia en un centro educativo
es claro que hay que tener en cuenta que su aprendizaje generará la construcción
de sentido, propia de los saberes históricos, y su proyección de las
identidades, se debe evitar la tajante enseñanza por memorización que provoca
que los alumnos no puedan desarrollar esta conciencia histórica que se
pretende. Durante la reunión de estos se discutieron sobre los problemas que
presenta el estudio de la historia concluyeron en los siguientes: reformas
educativas, capacitación de docentes, educación indígena, cultura de los
migrantes mexicanos, profesionalismo de la historia, despliegues curriculares y
algo más importante los libros de texto, y es en este último que se pone en
duda su sentido vital, en la cuestión de que es lo necesario que “deben de
saber” en los que no se tiene algo genuino sino que es aquello que los de esa época
quieren dar a conocer, como afirman las autoras Mireya
Lamoneda y Luz Elena Galván, en los libros de texto se han reducido los
espacios para las líneas del tiempo, y estos son recursos que son de gran apoyo
para el desarrollo de una clase ya ayudan a entender los conceptos de
temporalidad.
Los docentes no han
sido formados para encontrar el sentido del discurso histórico en sus alumnos y
para “comprender los problemas humanos y, frente a ellos, tomar posición […]”.
Esto, en alusión al sentido no aséptico planteado ya en el artículo de Jesús
Márquez. Por el siguiente se puede notar que de esta manera los alumnos pueden
desarrollar un juicio crítico.
Entre ambos
eventos señala el desplazamiento del eje de preocupaciones y debates, centrado
en los contenidos y métodos, hacia las discusiones en torno al tiempo destinado
a su estudio, su lugar en el currículo, con lo cual pareciera que hoy se está
tocando fondo en el asunto al llegar a plantearse, desde una perspectiva
pragmática y utilitarista, la pertinencia o no de su enseñanza
He ahí un gran
reto: la enseñanza de la historia supone articular distintas racionalidades y,
en consecuencia, descubrir las diversas maneras de vivirse en el tiempo y en el
espacio global.
La perspectiva de la enseñanza
de la historia es profundamente humanista, en el “actuar con plena conciencia
de mí y mi entorno” lo que da paso a que podamos entender asumir los procesos
sociales y ser seres empáticos con los personajes del pasado. La enseñanza de
la historia propicia en la formación de los ciudadanos, para el aprendizaje a
la convivencia, la pluralidad y la diversidad, que habrá de ser recreadas desde
una mirada que ofrece la historia reflexiva y critica. La
historia es la que modela la conciencia histórica de cada país, es necesario
incluir a los padres de familia, maestros y alumnos que promueva el desarrollo
de proyectos escolares en esta disciplina y que asuma a la comunidad como información
clave
En mi opinión, en este artículo
se pudo notar uno de los debates que siempre se han tenido referentes a las funcionalidades
de la historia, y como esta no es una materia principal, por ello no se le toma
en cuenta y comúnmente pasa a ser tiempo a cubrir. Pero como se ha podido notar
la enseñanza de la historia es fundamental, ya que si se enseña de una manera provechosa,
puede existir una sociedad que pueda sentir empatía hacia los demás, es decir
que la gente pueda vivir convivir de una buena forma. Es claro que en el
desarrollo de una clase, los maestros y alumnos deben trabajar en conjunto para
que el aprendizaje pueda ser provechoso. El uso de recursos como la línea del
tiempo hace que los alumnos puedan desarrollar nuevas habilidades
metacognitivas que les sean funcional. Hablando del gran reto: la enseñanza de la historia supone
articular distintas racionalidades y, en consecuencia, descubrir las diversas
maneras de vivirse en el tiempo y en el espacio global. Esto dará lugar a que
la gente pueda, desarrollar una mejor convivencia en la sociedad.
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